Adonis

Adonis Tú dijiste: mi rostro es navío,
mi cuerpo una isla,
y el agua, órganos anhelantes.
Tú dijiste: tu pecho es una ola,
noche que fluye bajo mis senos.
El sol es mi prisión antigua,
El sol es mi nueva prisión.
La muerte es festín y canto.
¿Me has oído? Soy algo más que esta noche,
algo más que su lecho suave y luminoso.
Mi cuerpo es mi manto,
tela cosida con mi sangre.

Me he perdido
y en mi cuerpo estaba el extravío...
He regalado los vientos a las hojas,
dejé tras de mí mis pestañas,
de rabia jugué al enigma con la divinidad
y viví el evangelio de amamantar
para descubrir en mis ropajes
la piedra itinerante.

¿Me has reconocido? Mi cuerpo es mi manto,
la muerte es mi canto y el palacio de mis escritos,
la tinta es para mí, tumba y antecámara,
mapamundi cortado por la desolación
en la que el cielo envejeció,
trineo negro, guiado por llantos y sufrimiento.

¿Me seguirás? Mi cuerpo es mi cielo,
he abierto ampliamente
los corredores del espacio
y dibujé tras de mí mis pestañas,
caminos que llevan hacia un ídolo antiguo.
¿Me seguirás?
Mi cuerpo es mi camino

Adonis nació en 1930 en Laodicea, Siria. Adquirió la nacionalidad libanesa en 1952. En 1956 participó en la fundación de la revista Shi’r (Poesía) editada en Beirut. Tradujo al árabe la obra poética de Saint-John Perse y de Yves Bonnefoy, además de la dramaturgia de Georges Schehadé. Ha publicado los poemarios: Hojas en el viento (1958), Cantos de Mihyar el Damasceno (1961), El teatro y los espejos (1968), Un tiempo entre la rosa y la ceniza (1971), Celebraciones (1991), Crónica de las ramas (1991) y Al-Kitâb (1998). Entre sus destacados ensayos figuran: El diván de la poesía árabe (1964), La palabra de los orígenes (1989) y El misticismo en el surrealismo (1992). Actualmente reside entre París y Beirut, con temporadas en Estados Unidos, donde es catedrático de literatura en importantes universidades.

Aquí estamos cara a cara
en el infierno de las heridas,
en el frío de nuestra casa
–y entre nosotros vive
una constelación desaparecida.
Constelación que escribe
en mi espejo sus días.
La noche ya no sabe
cómo resucitar sus candiles.