Inéditos en español
La fábula y el viento
lluvia de espacio ceniza o polvo
todo pasa al viento y tamiza
en la cabeza allá arriba agujereada
el vuelo de las viejas miradas
ellas se pulverizan y forman en el aire
ráfagas de vaho
uno pone en fin su dedo
en el silencio
su ojo en el vellocino
detrás de la muerte
luego el soplo desciende
y gira
busca la raíz de los huesos
el grano sin nombre
aquel de antes del tiempo calculado
aquel de la luz
bajo la carne y el dolor
retoña la piedra profunda
bajo la piedra retoña
el vacío que se ve en el ojo
por allá se eleva el soplo
después se pierde paloma de cenizas
la lengua más tarde
viene a tocar el rastro
ella se extiende en el espacio
ella juega al ala batiente
pero el tiempo se despierta entonces
rapaz de sombras él se arremolina
una tormenta de picos graniza
sobre la bella juventud
la piel se hace pequeñísima
sobre las arenas del fondo
*
el acontecimiento siempre es una cosa
que se despliega que se repliega
y la conciencia asciende luego refluye
y la mirada hace ella también igual
tanto una como otra dejan atrás
no se sabe qué una materia abandonada
un blanco un poco de tiza muda un pliegue de aire
una vena extinta o este nada de nada que
bajo las palabras deposita un lecho
de ausencia no es la savia de las letras
*
de las ruinas de humo un rumor
ro dando de las cosas negras el fondo
de los ojos cribado tú no sabes cuál
rostro quiere eclosionar en tu cabeza
cuál recuerdo cuál olvido tantea la
raíz de lengua tú sueñas con ese bastón
que de la piedra hizo brotar la fuente
el bastón no era más que una serpiente
su ojo de sal hace blanquear en ti
la memoria el aliento del viejo sol
humea entre el cántaro de los muertos
*
bajo la máscara de la palabra un hueco gris
el tiempo que se mueve entre la boca
sacudiendo un matorral de nubes
los dientes se golpean contra una sombra
tú te acuerdas del sentido que se cernía
de los fantasmas espumando la saliva de
los dedos pellizcando el vacío para sentir
el secreto un ciego avanza sobre tu lengua
allí planta su bastón y dice: hay que encender
fuego en la cabeza para recoger el hollín de palabras
*
este es un muro de vaho tú tallas allí
ventanas blandas un poco de humanidad
chorrea cualquier cosa de beber
con sus manos un cuerpo sin piel
lleva una mirada plegada sobre su brazo
un ramillete de nervios a modo de cabeza él
se queja han golpeado sus huesos
uno contra otro para encender el fuego
en la hoguera de los nombres su espalda sirvió
como piedra de sacrificio de sí mismo
el cuchillo permanece plantado todavía
*
un ojo arrojado al mar
bajo él la resaca de los humores
se recoge las cabelleras
para que gotee la luz
contra la piedra del espejo
se afilan algunas imágenes
todo esto que palpita pone corazón
bajo el hombro de la pequeña vida
se planta un dedo en la pupila
para medir el espesor de la vista
cómo saber quién habla
entre la boca ciega
un pensamiento cabalga una palabra bastarda
la luz cae bajo el zueco
quién sabría layar el silencio
sembrar la flor del eso es suficiente
entre el pliegue de largos párpados
alguien busca el porvenir
con la frente puesta sobre la piedra cetrina
se escucha pasar las nubes
cómo conocer la altura del yo
por encima del nivel de la muerte
cada uno incinera sus miembros bajo su piel
luego sacude las cenizas
no se dividen los pozos
ni el anillo de amor
a veces las manos van a hurgar
esta cosa la soledad
que son todos los castillos mentales
y el sexo por debajo haciéndolos ruinas
lo sin fondo engulle lo muy alto
uno excede la inclinación a la desgarradura
*
El espacio aprende a deshablar
todo deviene mirada
el cuerpo se llena de lejanía
el hueso olvida que él es piedra
falta de boca al final del tiempo
las fábulas toman el aire
quién sabrá extender el viento
como los salineros extendían el mar
y él retoma las palabras
como ellos retiraban la sal
sobre la finura de las imágenes
el polvo juega a la vida
sobre el espesor de la lengua
la vida vuelve a la vida
Bernard Noël nació en Sainte-Genevière-sur-Argence, Francia, en 1930. Es uno de los grandes poetas franceses contemporáneos. También es un destacado ensayista y traductor. Es el presidente de la Bienal Internacional de Poetas en Val-de-Marne (Francia). Algunos de sus libros publicados son: Les yeux chimères (Caractères, 1955); La face de silence (Flammarion, 1967); La peau et les mots (Flammarion, 1972); Le livre de Coline (Fata Morgana, 1973); Bruits de langues (Talus d’Approche, Bélgique, 1980); L’eté langue morte (Fata Morgana, 1982); Poèmes 1 (Flammarion, 1983); La chute des temps (Flammarion, 1983); Flabe pour ne pas (Unes, 1985) y Extraits du corps (1989). Fue incluido en la antología de poetas franceses contemporáneos 120 poètes français d’aujourd’hui (Maison du Livre et des Ecrivains, Montpellier, 1992).