Traducción y notas por
Milagros Nuin Monreal
(ZURGNI)
Mensaje
He oído, Senora...
han dicho que estoy agazapado en unas ruinas encantadas,
que me he despojado de las vestiduras de Dios
para hacerle sombra al sol
y dirimir la duda de esta tierra,
en cuyo suelo se esconde la certeza.
Lo sé, Señora,
que permaneces tú sola para mí como el tatuaje en los ojos.
Han de decir que eres el eco
de un amante loco.
Lo sé, Señora.
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Voz
Se levantó Abu Osman y rezó la oración del alba en soledad;
escribió los manuscritos, solo,
y los secó al sol de Dios.
Estaba junto a Dios... solo.
Envió los manuscritos del sol
a las criaturas de Dios.
Y Dios lo veía.
Abu Osman rezó la oración de la tarde en soledad
y convirtió las respuestas de sus mensajes solares
en armas y soldados carceleros,
mercenarios.
Y Dios lo seguia viendo.
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Mensaje
La rosa blanca almizclada de las palabras avanza en tropel
y una Señora de ojos atormentados me asedia con el gemido de la pasión.
Este viejo Inmerso en su soledad.
Lo rosa de las palabras, una Señora, su deseo y yo
nos peleamos en un cuerpo tierno.
Unos ojos atormentados y una Señora que me
combate con la rosa blanca.
Al viejo se le alboroza la piel, salta, vibra,
y madura el agua de la pasión.
He visto al viejo que se acerca a la adolescencia de los sesenta.
El deseo, Señora, me va a poner en evidencia,
pues el árbol seco ha envejecido.
¡Acertad, palabras!
Los palabras no dan en el blanco, y una Señora de ojos atormentados
agobiada por un deseo maduro
como ojos protuberantes por el acto del amor.
¡Acertad! ¡No deis en el blanco, palabras de la rosa blanca!
Ay, Señora! ¡Ay de su deseo!
¡No acertéis!
¡No acertéis!
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Mensaje
Lo boca de la tierra está abierta, despierta, sedienta de agua,
y el río es una vasua.
Mi amada Señora está engalanada
delante de un espejo,
y sobre su cabeza hay una botella
y el sol quebrado.
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Mensaje
Pasó Abu Osman, mientras los nobles del país
se dispersaban. Lo boda estaba dispuesta.
Tendió las manos, retiró las galas del cortejo fúnebre
y desveló el cadáver,
que se descomponía lentamente,
y la boda, el crimen de esta boda, estaba casi a
punto.
Abu Osman seguía pasando por las bodas árabes,
para desenmascarar sus cadáveres
que se corrompían lentamente.
Y los desposorios, los brutales desposorios, ya estaban a punto.
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Voz
Me senté a su lado para charlar con él.
Le pregunté sobre aquellos viajes que aún no había
emprendido,
sobre los que ya había empezado,
y sobre los que soñaba iniciar.