Esta elección no aspira a ser exhaustiva ni perfecta, aunque pretenda dar a conocer al público hispanohablante la experiencia de la poesía libanesa contemporánea a través de algunos precursores y continuadores del movimiento poético moderno. Si bien es cierto que numerosos poetas participaron y siguen participando en la innovación de la poesía árabe, este proceso de cambio comenzó con la prosa, modernizada por el gran escritor libanés Gibran Khalil Gibran, para concluir luego, de manera evidente, hacia finales de los años cincuenta y sesenta; proceso en el que jugó un papel decisivo la revista poética vanguardista Shiir (Poesía), desde 1957. Podemos decir, sin ninguna exageración, que la poesía árabe debe la mayor parte de sus mutaciones a esta revista, que fundó el poeta sirio-libanés Youssef Al Khal, en Beirut. A través de ella irrumpieron las voces poéticas modernas más notables del siglo veinte, como Ounsi El Hage, Chawki Abi Chakra, Issam Mahfouz, Fouad Rifka y otros. Con ellos comenzó, bajo la influencia decisiva del surrealismo occidental, un periodo de experimentación, ruptura e invención en el mundo poético árabe. Este período fue signado por un intento renovador absoluto, lejos de la historia poética tradicional, con palabras, símbolos y temas usados hasta el hastío. Así, los poetas de Shiir lucharon con sus escritos, ensayos, críticas literarias, traducciones, y sobre todo con su resistencia valiente al estancamiento. Esta visión rebelde y futurista, para liberar al poema en árabe de sus cadenas clásicas y emanciparlo de la retórica dominante, modernizar su estructura y su significado, fue cimiento de la lucha en Shiir. En efecto, esta poesía tuvo que lanzarse a un feroz combate cultural para poder cambiar sus reglas tradicionales, innovar su material y sufrir una transformación auténtica en forma, tema y lenguaje. Y no se exagera si se dice que incluso hasta el día de hoy el poema árabe en prosa encuentra cierta hostilidad: entre el grupo partidario de la rima y la métrica y el de los versolibristas.
En esta microantología he incluido a dieciséis poetas que pertenecen a diferentes generaciones, aunque la poesía libanesa, caracterizada por su diversidad, no puede definirse con rasgos unitarios absolutos. Pero hasta cierto punto sí es posible, en general, diferenciar a los fundadores (Youssef El Khal, Chawki Abi Chakra, Ounsi el Hage) de la generación de los setentas (Paul Chaoul, Abbas Beydoun, Wadih Saadeh), de la de los ochentas (Akl Awit, Sabah Zouein, Issa Makhlouf, Bassam Hajjar, Abdo Wazen, Inaya Jaber, Nada El Hage) y de la de los más jóvenes (Joumana Haddad, Samer Abu Hawash, Suzanne Elaywan, Zeki Beydoun).
Mientras procedía a la elección he intentado -dilema de todo recopilador- reconciliar mi propio gusto con la importancia de los poetas y su fama o popularidad. Pero el dilema no es tan grave como parece, ya que, en muchos casos, todos esos criterios coinciden aquí. No obstante, debo advertir que en la sociedad libanesa actual se abre el siglo de las mujeres, que ahora aparecen en gran número: narradoras, poetas, periodistas, pintoras, escultoras, etc.; mujeres que se inclinan sobre sus vidas, sus sueños, sus mundos y sus fantasmas; los miran y los cuentan, con temor o con ánimo, con pudor o con liberación. Así, en el Líbano de hoy el perfil femenino de la creatividad poética se asienta en el horizonte. Con todo, no podemos pretender que nuestra situación sea ideal porque seguimos afrontando muchos peligros y tabúes, sobre todo la autocensura, que lleva el peso de la tradición social oriental conservadora. Sin embargo, nosotras, las poetas libanesas, continuamos avanzando a pesar de todo. El final del túnel no está lejos.
Diecisiete autores no completan, por supuesto, el vastísimo panorama de nuestra poesía, y muchos otros poetas merecerían sin duda estar incluidos aquí. Además, en lo que se refiere a la poesía en árabe, es más que evidente que ningún muestra podría ser cabal sin los poetas de los otros casi cincuenta países donde se habla esa lengua. De cualquier modo, el propósito de la presente selección es solo proponer una lectura introductoria y dar una idea escueta del desarrollo poético en Líbano, con la esperanza de suscitar el interés del lector hispanohablante con miras a establecer un mayor diálogo y un mejor conocimiento mutuos entre el mundo árabe y el hispano.
YOUSSEF AL KHAL
(1917-1987)
Poeta, ensayista y gran traductor de poesía occidental. Fundador de la revista vanguardista Shiir. Obras: Libertad (1937), El pozo abandonado (1958), Poemas en cuarentena (1960), Cartas a Don Quijote (1978).
El segundo nacimiento
La fruta existe pero la mano es corta
y el sauce tiene sed sobre el banco del río.
Hay un comienzo para todo lo que está plantado en la tierra
Porque el fin es un cero a la izquierda de la verdad.
Tu viaje puede durar en esta época de farsa,
hasta que se seque la tinta sobre el papel.
No pregunté dónde empieza el hilo
Y adónde va la montaña después de acostarse en el mar:
A cada cosa su tiempo antes de Adán y Eva,
Calculado primero con la máquina del tiempo.
Para entender la lengua de los orígenes
hay que leer lo escrito en paredes reales.
El poema largo
(Fragmento)
No veo a ningún señor en la multitud. Los pelícanos se despliegan sobre el lago, y ningún águila hay a la vista. Las aguas se estancan y las orillas están más cerca que las narices. Pesado es el aire. Pesada es la luz. No es un milagro si el burro habla. No es un milagro si el ciego ve. No es un milagro si el muerto resucita. El milagro es solo una cifra en una máquina y el cielo ha dejado de ser un misterio.
Estaba silencioso mientras hablaba. La mujer cerca de mí era un abrigo estéril.
Beberé aun cuando el cáliz esté vacío. Sonreiré aunque mi boca no tenga labios. Cosecharé el campo que sembré en la oscuridad.
Soy la noche y los ladrones me esperan.
Clavaré en la acera un vaso que imagino mujer. ¡Un poco de calor! Mi cuerpo está frío como una maldición.
El niño ríe en la llanura. La mujer abarca el viento. En el sol otoñal, el anciano se sienta sobre su nuca.
¡Oh dicha, dame una señal.
OUNSI EL HAGE
(1937)
Poeta, filósofo, traductor y ensayista. Cofundador de Shiir. Obras: La cabeza cortada (1963), El pasado de los días que se avecinan (1965), ¿Qué has hecho del oro, qué has hecho de la rosa? (1970), El banquete (1994).
En la escarcha el abrigo es una palabra
Escribe tu visita en las estaciones. Escribe tu beso en el pan y el vino. Escribe en la sorpresa.
Escribe.
Escribe en el fuego y el laurel: tu deseo, tu espectro, tus sueños.
Mañana volverás a tu señor.
¿A la alegría de tu señor?
A tu señor.
¿A la ira de tu señor?
¡A tu señor!
¿A la merced de tu señor?
¡A tu señor!
Escribe.
Escribe tu ilusión, tu paso, en las referencias y las ventanas.
No eres la primavera que viene cada primavera. Entra y escribe.
Escribe las palabras del mar y de la tierra. Escribe el entusiasmo y el cansancio, la perdiz y la piedra. La dulzura y la fuerza. Escribe el actor y el mártir. La cama y la conciencia. Entrégate a tu mano, deja que tu mano se derrame sobre las fuentes.
Mueres, hombre. ¡Escribe! ¡Escribe! ¡Escribe! Tu disgusto en la nieve, tu ira en el cobre, tu afecto en el sol. Escribe tu amor en todos los ojos.
Que la cerilla sea una palabra en la sombra, el abrigo una palabra en la escarcha, la brisa una palabra en el calor, y una palabra sean la distancia y el encuentro, la boca y el río.
Que los hombres después de ti duerman con la palabra.
Que las mujeres después de ti duerman con la palabra.
Y que la palabra sea tú después de ti.
La luna del reposo
Como otros tienen un cielo y una casa
Yo tengo una mujer
Tengo una mujer como otros tienen niños
Como los niños tienen pastores
Como los pastores tienen sombra
Tengo una mujer
Como otros tienen un camino en el tiempo
Y como las luces lejanas tienen una esperanza.
Vago preguntando
Dónde está
Cómo pregunta
Un hombre en los campos
Al sol
Dónde está
A solas caigo con el rocío
Me levanto solo con el viento
Y nunca se acaba la luna de mi reposo
CHAWKI ABI CHAKRA
(1937)
Poeta y periodista. Cofundador de Shiir. Obras: Agua para el caballo de la familia (1959), Los pasos del rey (1960), Marinero a la silueta próspera (2002).
Un ave
El amor es un ave
Que llevaste al bosque a través de la conciencia.
Lavaste sus uñas con las aguas de tu edad
Agitaste su pico, su pequeña cabeza
Y su pelo fino como el silencio.
Pensaste: “Quizás yo pueda olvidar sus viajes”
Quisiste echarlo por la ventana
Hacia la inmensidad del tiempo.
Pero, adormecido en tus ojos,
Se desnudó
Y no voló más.
Un reino
Duerme, escribo
Duerme, soy gorrión
Duerme, soy cáscara
Duerme, soy barco
Duerme, llévame
Dormir contigo es un reino
PAUL CHAOUL
(1942)
Poeta, dramaturgo, critico literario y traductor. Obras: La brújula de la sangre (1977), Las hojas del ausente (1992), Cuando la tierra era sólida (2002).
Las hojas del ausente
¿Qué miran tus labios silenciosos?
Un beso amarillo abraza detrás de ti el jardín
Los muertos buscan sus heridas
¿Qué miran tus labios silenciosos?
Un beso amarillo cierra detrás de ti el jardín.
Los muertos te susurran sus edades y se enfrían.
Una ventana en tu carne se abre y se cierra
Una ventana que no te ve
¡Qué pesada es tu ausencia!
¿Quién respira toda la noche sobre mi cabeza y no le respondo?
¡Qué pesada es tu ausencia!
¿Quién respira toda la noche sobre mi cabeza para que no le responda?
El niño se mira en el espejo de sus lágrimas
Con los ojos cuenta sus dedos
Y cada vez que cuenta sus dedos, sus ojos lloran
Y en sus lágrimas se reflejan. De su cabeza una naranja rueda hacia su voz pero no la oigo.
De su rostro un pájaro salta y cae muerto en mis ojos.
Voy desde el alba. Ningún rostro se despierta bajo mis pasos.
Desde el alba voy. ¿Cómo es que el deseo que nombro no se despierta? ¿Cómo es que no se abre el deseo de ignorar este cuerpo que no conozco? ¿Cómo no hacer resurgir este deseo?
Voy desde el alba. Y mis pasos que resuenan no señalan ninguna presencia.
ABBAS BEYDOUN
(1945)
Poeta, traductor y critico literario. Obras: Tyr (1974), Crítica del dolor (1987), Habitaciones (1991), Los hermanos de nuestro pesar (1993).
Llegarás
No llegarás de un camino menos peligroso
Pero llegarás
Un poco deshabituada
Pondrás tus maletas delante de la puerta
Antes de saludar
Y no llegarás
Hasta que no te pierda un poco
Hasta que algo de tu rostro
Huya hacia ese camino
Donde te esperan las paradas de tu fuga.
Tumbas de cristal
Perros invisibles ladran en los subterráneos, en las células, en las trincheras, en los vestíbulos y en los confines
Ladran desde la imaginación entera
Y en la noche cruzan las rejillas y atraviesan los sueños en silencio
Ladrido tras ladrido como relámpagos secos
Un ladrido detrás de las puertas macizas de abajo
Trampas en el pórtico
El trueno hueco sobre la ósea tierra
Un ladrido
Y ya no nos vemos
Onzas caminan sobre los alambres de espino.
Este tren inmenso que avanza como una solitaria
Huye con sus generales muertos y sus cadáveres, fijando los urinarios
Y con sus tumbas de cristal
Vemos tumbas blancas en lo infinito
Vemos cajones blancos abiertos
Tarjetas y cartas que se extienden hasta el fondo
Gangrena que se renace a partir de los recuerdos
Aroma creador
WADIH SAADEH
(1948)
Poeta y periodista. Obras: La noche no tiene hermanas (1981), Texto de la ausencia (1999), Polvo (2001).
La noche no tiene hermanas
Saldrás con camisas chillonas para enfrentarte con tus soledades
De día o de noche
Saldrás
Y buscarás en los campos de las estaciones
Sin encontrar el tesoro de tu vida
De día o de noche
Los océanos horadarán tus trajes
Y en vano buscarás la aguja del sol.
Sabe que nunca el sol será tu amante
Aunque tu vestido esté horadado
Y sabe que serás el agua perdida
Cada vez que gotees sobre el arroyo del alma
Cada vez que alinees tus suspiros en el espacio
Erigidos como una multitud de recuerdos.
Tú
Aunque tengas una pequeña estrella
Aunque la noche abra a veces su vida
A tus cerillas
Tomarás otro camino y no la luz
Y aparecerás en un momento inoportuno a la ventana del mundo.
AKL AWIT
(1952)
Poeta, crítico literario, periodista y profesor universitario. Obras: Lectura de la oscuridad (1986), Bajo el sol del cuerpo inconsciente (1991), No invité a nadie (1994), El dominio del ciprés (1996).
Las estrellas del camino
No desesperé de la tempestad cuando sembró el desorden
Y selló el verano
Aunque gasté mis manos para inventarle formas
Y para rodearla de seducciones turbias
En invierno, tejí con mis miradas abrigos
Para protegerla del frío
Y estrellas para guiarla
No desesperé cuando se imaginó formas no logradas
No desesperé cuando el amor la turbó
Y la dotó de instintos fabulosos.
Por ella hendí las montañas
Los árboles se encargaron de abrirle camino hacia mi imaginación
Los soles cantaron su gloria
Y aunque no pedí al pueblo celebrar su venida
Mi tierra la acogió
Y mis brazos se llenaron de obsequios
No desesperé
Porque la tempestad vivía en mi amor.
Solitario y sin miedo
Esta es la historia.
Antaño quise inventar el pasado
Y liberarlo de su ceguera
Pero no supe huir ni protegerme
Decidí no compartir nada con nadie
“La arena será toda mía”, dije,
“Jugaré solo sin miedo
Mi locura es inmensa y el precipicio me conoce bien
Tengo más de cinco sentidos
Mi vuelo parte el sol en dos frutas
Y la aurora en días profundos”
No quise pues que invadieran mi cuerpo aunque estaba listo
Y no invité a nadie a mi festín.
ISSA MAKHLOUF
(1955)
Poeta, ensayista y traductor. Obras: Estatuas para la claridad del día (1984), La soledad del oro (1992), Sueños de Oriente (1997).
Partimos
Partimos para distanciarnos del lugar que nos crió y para ver el otro lado de la aurora.
Viajamos buscando la fuente de nuestro nacimiento. Partimos para completar el alfabeto, para cargar nuestro adiós de promesas, para viajar tan lejos como el horizonte, anulando nuestro destino y esparciendo las páginas al viento, antes de permitir que huya, o tal vez no, nuestra historia en otros libros.
Partimos hacia destinos no escritos para decir a los que hemos conocido que retornaremos para establecer relaciones otra vez. Partimos para aprender el lenguaje de los árboles que no viajan; para escuchar el tintineo de campanas en los sagrados valles en busca de dioses más piadosos; para arrancarles a los extranjeros la máscara del exilio; para susurrar a los transeúntes que, como ellos, nosotros también pasamos, y que nuestra historia es efímera, tanto en la memoria como en el olvido, lejos de madres que encienden las velas de la ausencia y acortan el lapso del tiempo cada vez que elevan sus manos al cielo.
Partimos para no ver a nuestros padres envejecer, para no advertir las marcas del tiempo en sus rostros. Partimos para anunciarles a los que amamos que aún los amamos, que la distancia no puede asombrarnos y que el exilio puede ser tan dulce y fresco como la patria. Partimos para que al regresar un día, nos reconozcamos como exilados donde quiera que estemos. Partimos para borrar la diferencia entre aire y aire, agua y agua, cielo e infierno. Nada nos importa el tiempo, contemplamos la inmensidad, vemos olas brincando como niños, mientras el mar refluye entre dos barcos: uno que parte y el otro hecho de papel en manos de un niño.
Partimos como un payaso que viaja de poblado en poblado, guiando a sus animales que enseñan a los niños su primera lección de tedio. Partimos para engañar a la muerte que nos persigue de un sitio a otro. Continuaremos así hasta que estemos perdidos, para que donde quiera que vayamos nunca más nos encontremos a nosotros mismos y para que de esta forma nadie pueda encontrarnos.
Bassam Hajjar
1955
Poeta, critico literario y traductor. Obras: Las preocupaciones de un hombre muy tranquilo (1980), La historia del que se enamoró del canario (1996), Algunas cosas (1997).
Las carreras del dolor
Ponte en marcha, si aún es posible ir.
Llévate la blancura de las paredes, el cobre de los potes y los silencios del paseo en las avenidas. Llévate los visitantes del aburrimiento, los deseos ciegos y el dinero artificial de las risas. Me he curado de mi tristeza y he enterrado sus cenizas en la grava.
La rechacé y la sepulté en las piedras. Curado de mi esperanza de curarme, la llevo en mí como una inflamación del cerebro o una hinchazón de los párpados.
Me he curado de tu amor. Ahora puedo vivir.
Otro hombre
¿Todo se acabó de verdad?
Dejaron las copas y las sillas
Y yo me quedo aquí, solo
Para apagar la luz y dormir.
¿Y si están escondidos detrás de las puertas
O detrás de las paredes
esperando?
¿Y si después que yo cierre los ojos
La noche empieza en mi ausencia?
ABDO WAZEN
(1957)
Poeta, crítico literario, periodista y traductor. Obras: El bosque cerrado (1982), El ojo y el aire (1985), Las puertas del sueño (1996).
El bosque del sueño
Las dos manos que abandoné
Me acompañan como una luna.
De día se perfilan como árboles en el camino
Y cuando en la noche corren las aguas de la imaginación
Me preceden hacia el bosque del sueño.
Las dos manos que abandoné
Se abren como mariposas dentro de mis ojos.
Inviernos
Al árbol que el frío visitó sus ramas lo dejaron con las flores que desde hace tanto tiempo viven en sus sueños.
El árbol que la luna quebró en su invierno
Se quedó solo.
La llanura vuelve afable su soledad,
Sus recuerdos se petrificaron.
Si el árbol pudiera suicidarse
Lo haría sin pesar.
Pero.
INAYA JABER
(1958)
Poeta y periodista. Obras: Cosas simples (1997), Estoy ocupada (2000), Satín blanco (2002).
Sueño
Probé todos los tipos de noche
Pero el mismo sueño
Me vuelve sin cesar
Caigo siempre desde lo alto
Rodeada de rostros
Que conozco
Solo el rostro
Que se parece a mí
Me da miedo
Es que soy hija única
No tengo hermanas
Así debería ser la vida
Cuando estamos juntos
Es curioso
Cómo no escribo
Ni una palabra
Ni un poema
Es curioso
Cómo la poesía
No quiere ya decir nada
Dicho sea entre nosotros
Así
Debería ser la vida
NADA EL HAGE
(1959)
Poeta y periodista. Obras: Suplica en el viento (1988), El viaje de la sombra (1999), Todo ese amor (2001).
Mi amor
Que aquel que desea un beso coja una flor
Que el que busca un abrazo coseche un campo
Que el que oculta un secreto encienda un cirio
Que el que llora una lágrima ofrezca un corazón
Que el que dibuja un horizonte vuele aún más lejos
Que el que alcanza una estrella conquiste el cielo
Que el que toca el fuego sea atravesado por relámpagos
Cantado por los ruiseñores
Y llevado por los jilgueros
Y que las hojas del árbol acaricien su sombra
Porque mi amor es más fuerte que mi paciencia
Su pueblo invade mis palabras
Y sus fronteras
Son mi alma
Campo
La mano que dejé detrás de mí me precedió hacia mis días
Los mimó y se durmió agotada de amor
La mano que estrujó mi corazón corrió en mi pulso como un río de fuego
Las manos que no raptan los horizontes
No pueden poseerme
Pero la mano que dejé
Hizo florecer un campo más grande que mis sueños.
Promesa
Entre la sombra de un árbol y la sombra del sol
Una luna espera su cielo
Y un pájaro improvisa su camino.
JOUMANA HADDAD
(1970)
Poeta, traductora y periodista. Obras: El tiempo del sueño (1995), Invitación a una cena secreta (1998), Abismo (2000), El retorno de Lilith (2003).
Árbol azul
Cuando tus ojos se encuentran con mi soledad
El silencio se convierte en frutas
Y el sueño en temporal
Se entreabren puertas prohibidas
Y Eva aprende a sufrir.
Cuando mi soledad se encuentra con tus ojos
El deseo sube y se derrama
A veces marea insolente
Ola que corre sin fin
O savia que cae gota a gota
Savia más ardiente que un tormento
Inicio que nunca se cumple.
Cuando tus ojos y mi soledad se encuentran
Me entrego desnuda como la lluvia
Y desnuda como un seno soñado
Tierna como el fuego que madura la viña
Múltiple me entrego
Hasta que nazca el árbol de tu amor
Tan alto y rebelde
Tan rebelde y tan mío
Flecha que vuelve al arco
Palmera azul clavada en mis nubes
Cielo creciente que nada detendrá.
Cuando me hice fruta
Hombre y mujer fui concebida bajo la sombra de la luna
Pero Adán fue sacrificado a mi nacimiento
Inmolado a los vendedores de la noche
Extranjera crecí y ninguno cosechó mi trigo
Y me acordé antes de nacer
Que soy una multitud de cuerpos
Que dormí por mucho tiempo
Que viví por mucho tiempo
Y cuando me hice fruta
Supe
Lo
Que
Me
Esperaba.
Y desde aquel día me voy
Me reencarno en cada nube y viajo
El deseo es mi camino y la tormenta mi compás
El amor no ancló en ningún puerto
Gemela de la marea alta y de la marea baja
De la ola y la arena
De la abstinencia de la luna y de sus vicios.
El que conoce mi ritmo me conoce
Me sigue
Pero nunca me alcanza.
SUZANNE ELAYWAN
(1974)
Poeta. Obras: Ninguna mano (1999), Un ser nombrado amor (2001), Lamparilla ciega (2002).
Préstamos engañosos
Aquí todo está prestado
La pared y la ventana
Las sombras del techo
La puerta engañosa entre dos vacíos
Mi nombre y la lágrima de tu lamparilla.
Dos enamorados y una manzana
No somos amante y amado
Y la tierra no es
Continentes
Y aguas.
Tal división
Implica un Norte y un Sur
Un Este y un Oeste
Una noche y un día
Perros y gatos
Gatos y pájaros
Un mundo real y otro imaginario
Montañas que se elevan en su soledad
Y el aislamiento de las conchas en el fondo del mar.
Somos dos enamorados
Y nuestro abrazo es un planeta cumplido
Como una manzana que no sabe dónde está su mejilla.
ZEKI BEYDOUN
(1981)
Poeta y estudiante universitario. Ha publicado Soldado volviendo de la guerra del bachillerato (2002).
La realidad es la realidad
Observo la mesa y digo: es una mesa.
Observo mi mano que tiene cinco dedos y digo: es una mano que tiene cinco dedos.
Observo la realidad y digo: es una roca dura que se burla sin cesar de nuestras brisas.
¡Adelante!
¡Adelante!, ¡Adelante!, todo está vivo y despierto y afanoso y todo es lo mejor que hay. ¡Adelante!, ¡Adelante!, traguemos toneladas de este aire sucio sin hacer preguntas, sin pedir detalles y sin dolor de cabeza. Seamos solamente tontos y entusiastas. ¡Adelante!, ¡Adelante!
Robot
Voy como un robot aburrido, la herrumbre carcome los alambres de mi barba, el alcohol gotea por las espinillas inflamadas de mi cara, los caballeros de las motocicletas me observan como una presa, las arañas de los intelectuales vacían su llovizna en mi cabeza, y no sé realmente cuándo cerraré los ojos con la ingenuidad de una avestruz y cancelaré todas sus existencias y gritaré del fondo de mi oscuridad: "Solo los locos no mienten", y luego me lanzaré en el espacio como un cohete.
(Revisión general de Alberto Valdivia B. y R. S.)